Episodio 3: La exploración del mundo clásico Durante casi un milenio, nadie se propuso averiguar en detalle ni a profundidad cómo habían sido levantados los vestigios esparcidos por la ciudad de Roma y por muchas otras ciudades europeas. El hombre medieval estaba encerrado, por así decirlo, en la narrativa del cristianismo, que satisfacía por completo su necesidad de sentido.A Francisco Petrarca, en cambio, las ruinas lo conmovieron, lo asombraron y aumentaron su curiosidad. Para entonces ya había emprendido, con plena consciencia de lo que estaba haciendo, la exploración del mundo clásico. Un mundo que estaba ahí, ante sus ojos, y que no obstante había sido relegado y despreciado, durante casi mil años.